¿QUÉ TIPO DE LIDERAZGO EJERCES: EL PALO O LA ZANAHORIA?
Seguro que has
escuchado alguna vez el estilo de liderazgo del palo y la zanahoria. Hace años
se utilizaba mayoritariamente el palo, como método para “convencer”
a los demás y aunque cada vez afortunadamente hay menos jefes que emplean esta
forma de dirigir, por la mala fama que le precede y porque tiene resultados
solo a corto plazo, todavía alguno(a)s siguen empleándolo.
Paralelamente a
este método en un intento de compensación por parte de las empresas han ido
surgiendo nuevas formas de incentivar el trabajo al margen de las económicas,
como por ejemplo el salario emocional (flexibilidad, teletrabajo, guardería,
días libres, espacios de distracción, etc.) que sirven de antídoto al famoso
palo. Así la zanahoria se ha ido convirtiendo en una forma recurrente para
felicitar y compensar el trabajo bien hecho en muchas empresas, al margen de
servir de altavoz de las empresas para la captación y fidelización del talento,
en contraposición con el palo.
¿Pero qué
inconvenientes tiene este tipo de liderazgo del palo y de la zanahoria todavía
muy extendido entre algunas empresas?. No hace mucho leí una frase de John
Whitmore uno de los referentes en el mundo del coaching, que venía a decir algo
así como:
“Si tratas a tus empleados como si
fueran un asno, se comportaran como tales”.
La verdad es que
esta forma de liderar con independencia de su fama, sigue siendo una forma de
motivación externa, por lo que cuando eliminamos este factor de la ecuación la
motivación desaparece y con ella el rendimiento del empleado. El sistema se
vuelve en nuestra contra y así por ejemplo cuando el jefe deja de estar
presente y la amenaza del palo se desvanece, el rendimiento disminuye. Cuántas
empresas practican todavía el presentismo por miedo al palo y sus empleados
permanecen sentados calentando las sillas por miedo a salir a una hora
apropiada. Algo que todavía muchos jefes no han sido capaces de comprender, más
trabajo no siempre es sinónimo de mejores resultados. Pero lo mismo ocurre
también con la zanahoria, hay un momento en que cuando se cubren las
necesidades básicas del individuo, una hipotética subida salarial, comisiones,
incentivos, bonus, etc., dejan de tener el efecto y poder que tenían en un
principio.
“La verdadera motivación reside siempre
dentro de uno mismo”.
Es cierto que la
motivación externa también es importante, en especial cuando se hace referencia
al dinero, pero sabemos que este es un recurso escaso y que no podemos estirar
todo lo que a veces quisiéramos, al margen de sus efectos limitados.
La motivación
interna como la calidad de vida y la seguridad
en el puesto de trabajo han resultado imprescindibles en la motivación y cuando
estas fallan se recurre a buscar soluciones externas como las económicas.
¿Cuántas veces nos sentimos insatisfechos con nuestro trabajo y no lo dejamos
porque tenemos un buen salario y miedos que nos hacen permanecer en un lugar en
el que somos infelices? ¿O queremos compensar nuestra
infelicidad solicitando e intentando conseguir un aumento de sueldo, que al
menos compre una parte de la infelicidad que sentimos?. Demasiadas…
Es por eso por
lo que las empresas y los jefes deben buscar como motivar a sus empleados
y esto pasa por comprender sus necesidades y motivaciones, lo que implica
escucharles mucho más. Necesitamos generar más conversaciones y de valor en las
empresas. Conversaciones que permitan al empleado aprender, crecer, hacerle sentir
importante y parte de la empresa, y esto solo es posible a través de un
estilo de liderazgo completamente diferente. Cuanto más orientemos nuestros
sistemas de motivación a satisfacer las necesidades de las personas y a
desarrollarlas; más felices seremos todos y recuerda que felicidad equivale a
productividad.
Sin embargo el desarrollo
de las personas no es una de las prioridades de muchas empresas, hay
aspectos como el tiempo, la calidad, la rentabilidad del accionista, etc., que
priman mucho más, de ahí que el coaching y su metodología se vean reemplazadas
o no se le dé la importancia que merece en una sociedad cada vez más necesitada
de comprensión, respeto y de humanidad.
Es época
no obstante de cambios, las nuevas generaciones ya no buscan empresas que
paguen solo bien, sino empresas en las que poder desarrollarse, aprender,
estilos de dirección y liderazgo adecuados. Lo que las empresas creían que
querían sus empleados ya no lo es, porque cada persona es un mundo y aplicando
medidas estándar como el palo y la zanahoria, nunca conseguiremos resultados
extraordinarios y sostenibles.
¡Qué gran verdad!
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